domingo, febrero 27, 2005

A CONTAR OVEJAS SE HA DICHO!

Estoy en Florida y Sáenz Peña. Es Domingo y es Buenos Aires, pero hay en el ambiente olor a carne de cerdo a la plancha. No se entonces si estoy en la feria persa de Bío Bío, en el centro poniente de Santiago de Chile. Para hacer más dramático el cuadro, tengo sueño. Estoy en mi etapa en que duermo poco y mal. Entonces perfectamente todo lo que veo podría ser mentira. Hay un auto en la calle. Lo están filmando, y lo que es peor, lo van a hacer explotar. Al menos así lo menciona un señor que está cerca mío. Pero no sé si es cierto o falso. Recuerden, tengo sueño, y con sueño veo gente que no existe. Y hasta hablo con ellas. Alguien grita algo así como "acción" y la gente inmediatamente comenzó a murmurar cosas ilegibles para mi cansado oído. Yo bostezo, y cuando lo hago cierro los ojos. Precisamente ahí es cuando escucho un rechinar de neumáticos y un gran golpe de fierros. El auto chocó.Y sólo ahí entendí que quizás no tenía tanto sueño. Mis ojos no lo vieron sin embargo, y tampoco veo ahora ni auto en llamas, ni mucho menos algún bombero apagando un incendio. Un señor con una radio escucha que hay que repetir la escena. Mientras pone atención, unas personas que están tras unas huinchas que suponen contención, empiezan a cruzar la calle, mientras él solo atina a tomar a algunos para que no continúe la fuga. Un tipo a mi lado empieza a hablar sobre lo serio que percibe ahora a su país y a sus políticos, y sobre lo delicioso que es el mate. Y pensé entonces que todo esto perfectamente podía ser parte de una alucinación por falta de sueño. Nadie que no sea argentino y que además sea tremendamente optimista, podría estar convencido de dos cosas tan falaces como esas. Mientras él seguía hablando di vuelta rumbo a San Telmo. Era tiempo de tratar de dormir una siesta.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal