viernes, febrero 25, 2005

YO LO CUIDO MIJITO.

Les puedo apostar a que alguna vez se sintieron los regalones, los preferidos de alguien de su familia. Y además les apuesto a que mientras se sintieron en esa condición le sacaron el mayor provecho posible. De chicos ya desarrollamos actitudes gangsteriles y mi caso no fue la excepción. Fui el regalón de mi abuela paterna y de una tía que hasta el día de hoy, nunca entendí exactamente porque era tía. Cuando algún "despiadado" hermano quería pegarme por alguna travesura que sin duda había hecho, rápidamente corría al dormitorio de mi abuela. Bunker infranqueable para todo quien quisiera entrar sin la venia de la veterana. Su pieza era mi refugio, mi salvación, la acumulación de bronca de mis hermanos con "el elegido". A cambio de tanto "maltrato sicológico", recibía de mi protectora una moneda. Grande, plateada. Nunca entendí del todo el significado del premio por ser perseguido, pero era tan tentador ser "víctima" y al rato poder comprar algún helado, que ignoré cualquier tema valórico, si es que a los siete años podía entender alguno. En mi caso, vivir, compartir y ser el preferido de mi abuela hizo que desarrollara y exacerbara muchas de las actitudes y comportamientos que vi desde siempre en ella. Independencia, fortaleza de carácter (que en mi caso se ha ido disipando). Un mal genio para estudio sicológico. Pero también la capacidad para solidarizar con los que quiero y una incondicionalidad a toda prueba. De la tía que no es tía, en cambio, tengo otras cosas Ella nunca fue la que me protegió ni nada de eso, pero sólo como una manera de contrariar a mi abuela, con la que nunca se llevó del todo bien. Ahora que recuerdo ella era tía de mi abuela. Mi tía abuela entonces?. Sin duda ambas disputaban el cetro de pariente favorita entre su pléyade de sobrinos y nietos. Mi corazón siempre ha sido grande. Ambas cabían en él, sin duda. Mi abuela Teodorinda murió el 99, a los 97 años producto de un Alzheimer maldito. Mi tía-abuela Ema, se fue el 2002, a los 107 producto de una descompensación derivada de olvidar tomar agua. Ambas en su espacio fueron maravillosas. Y ambas de seguro están peleando por sus irreconciliables diferencias en alguna parte que nosotros aún desconocemos.

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