viernes, febrero 18, 2005

MALDITOS VIERNES.

Es un confirmado: los viernes son los días en que siento que el mundo sencillamente se rebeló conmigo, en que todos me odian y donde eventualmente algún terrorista podría venir a poner un artefacto explosivo a la mítica casa México. O es también el día en que siento con más fuerza esa sensación de que las cosas no están bien acá. Una suerte de indefensión si quieren llamarla. La vengo percibiendo los últimos cuatro viernes, y siempre responde al mismo patrón: un inicio de día notable, con energía, hasta con ganas de cambiar el mundo. Pero a medida que las horas pasan, la alegría se transforma en una profunda tristeza. Hoy sin ir mas lejos fui al centro a averiguar por un libro y ése fue el momento del desajuste. Llegué empiladísimo a Florida y Corrientes, y ya en el viaje de regreso a San Telmo venía simplemente destruido. La verdad es que no se exactamente que pasa, pero lo que sea no me esta gustando. Voy por un Ravotril. A ver si el mundo y yo logramos reconciliarnos, en éste, otro de los malditos viernes.

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