domingo, septiembre 04, 2005

LA HIJA.

El uno de abril de 1992 estaba en la sala de clases del Liceo de Aplicación, entregando un exámen. Ni el profesor, ni el inspector, ni mi rebeldía juvenil lograron impedir que ese día estuviera en la sala, cuando a unos 30 kilómetros de ahí estaba naciendo la Carla. Mi hija. Ese momento y todos los que vinieron después son muy difíciles de mantener al margen, porque ahora, ya con 30 y no con 18, todo lo que gira en torno a su nombre es una tremenda pena. Me duele, me recoge, me cuestiona. Seguramente no estaba preparado para ser papá a esa edad -ninguno de los dos-, pero a pesar de eso la Carola supo hacer de la vida de mi hija, una vida de enana feliz. Quizás hoy a los 30 percibo de otra manera las cosas; ahora sé que las distancias son irremontables, que nada que pueda hacer va a cambiar mayormente la sensación de papá ausente que he sentido conmigo mismo desde hace rato... Leía hace un rato a un tipo que habla sobre lo maravilloso que es ser papá por opción. Yo lo fui por accidente, y quizás la gran diferencia entre uno y otro sea precisamente la incapacidad que siento de hacer más de lo que hago por revertir las cosas. Me cuesta la comunicación, las palabras fluyen trabadas; los sentimientos sin embargo son grandes, la amo y sufro por tenerla tan lejos... no sé, por más que trato, creo que las cosas sólo se enredan más. La Carlita llegó por algo a mi vida, y soy tan idiota que aún no logro darme cuenta de eso. Quizás cuando lo haga, entienda mil cosas que llevo dentro, quizás sea ése el momento en que mi culpa mute en mas amor, en que sintonicemos, y que las cosas retomen el cauce que la inexperiencia y el miedo se encargaron de desviar. Esa historia feliz de noche de domingo, hizo salir lo mas miserable de mi. Ojalá encuentre la manera de remediarlo.

3 Comentarios:

A la/s 9/05/2005 06:51:00 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

Nunca es tarde para ser buen padre. Y mientras antes es más fácil.

 
A la/s 9/05/2005 04:52:00 p. m., Blogger Distemper dijo...

Qué triste, me dio una pena negra leer esto. Es valiente hablar así de las cosas que a uno lo atormentan. Según entiendo ella está en Chile y tu allá, puf, más difícil todavía. Ojalá al menos sepa que la amas. ¿Qué podría aconsejar un al respecto? Nada, pues, sólo que algo hay que hacer.

Un abrazo.-

 
A la/s 10/03/2005 06:51:00 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Esa reflexión muy tuya en parte la he percibido.Hoy con mi esposa fui al cole a dejar a mis 3 hijas junto a la Francisca(hija de mi cuñado) y a la Carlita.A mis hijas las besé como siempre,a la Francisca el beso de tío usual y a la Carlita le di mi beso más el beso tuyo de padre ausente.

Tu hermano.

 

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