martes, mayo 03, 2005

Y SI TENGO CAMA, PORQUE DUERMO EN EL PISO ?

Ahora me río. Cómo no, si es la única manera posible para poder llevar todo el periplo de mi cama después que me senté en ella aquel sábado en que me la entregaron. Porque lo que pasó ese día fue sencillamente que la cama era una mierda. Tal y como lo leen. Las maderas se quebraron apenas me senté en ella para sacarme las zapatillas. Ni un sólo movimiento peristáltico en ella, ni una noche desenfrenada de pasión, ni un solo desayuno, ningún desperezamiento matinal y ya estaba hundido en aquella estructura de madera, y hundido también en el odio más profundo. Una de las pocas cosas que recuerdo de todas las que me dijo el carpintero que hizo la cama fue sobre lo duradera y resistente que ésta iba a ser. Quise creer que todo esto era mentira y formaba parte de algún nuevo tipo de ansiedad pre descanso que había desarrollado en la víspera de la llegada de mi cama a Casa México. Pero no. Ahí figuraba yo con una estructura de 120 dólares quebrada casi en tres, producto de un ¨carpintero¨ de tercera. Las maderas estaban carcomidas por termitas, y ese fin de semana fue de película de terror. Intentaba moverme lo menos posible para no seguir haciendo más daño, pero era inútil. Mi mala suerte estaba echada. El lunes siguiente fue con agresiones verbales al teléfono, porque además de mal carpintero, este tipo resultó ser un caradura: quería que llevara a su taller (y en parte a mi costo), todo el armatoste para arreglarlo. Obviamente me negué a seguir pagando y amenacé con denuncia. Sin embargo, debía encontrar una solución práctica al tema, y decidí hacer algo al respecto. Me transformé por algunas horas en un novel maestro mueblista. El karma recién comenzaba.

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