A MIS VIEJOS.
Es fácil escribirle a los viejos a la distancia. Lo difícil es sacarse el pudor que significa que todo quien desee pueda ver lo que quiero decirles. Irma, Nelson: Creo que esta es la primera vez en la vida en que decido escribirles a los dos. Motivos hay muchísimos, pero hay uno muy particular. Agradecer. Soy el clásico modelo del hijo independiente; también el del perfil cascarrabias, con tendencia a la tristeza, y por cierto de esos medio culposos, algo así como de lo complicado que hay, no?. Y claro, ustedes nada tuvieron que ver en como soy. Al contrario. Recuerdo momentos increíbles en que los visualizo junto a mi. Como esa caída que terminó con 4 puntos en la ceja cuando tenia 5 años. Aún veo tu corbata ancha y la chaqueta celeste y pañuelo en el bolsillo, manchada con mi sangre, y tú subiéndome a un taxi para llevarme a la posta, papá. De ti vieja, esa mano que apretaba la mía, cuando la enfermera cosía mi tajito cerca del ojo izquierdo y el vasito de helado que me diste de premio por haber aguantado el dolor; cómo olvidar los cumpleaños con tus tortas maravillosas, o la Leche Nido que llegaba en manos del viejo todos los viernes en una bolsa de las Farmacias Ahumada. Recuerdo mi primer día de clases cuando tu mamá, me animabas a entrar a una escuela que me parecía demasiado grande y con mucha gente como para poder bancarmela sin ti. Y también los "estegosoma", esa expresión inentendible que millones de veces escuche salir de tus labios papá, y que ya viejo finalmente logré descifrar por completo. Podría escribir horas sobre lo que ustedes representan en mi vida. Con lo bueno y lo malo, porque finalmente de eso somos. De los llantos y las risas que ahogan de lo intensas que son. De los abrazos de año nuevo, y también de los abrazos cuando uno de nosotros se iba de este mundo... Quizás la distancia a la que ustedes y yo nos encontramos sea complicada de acercar. Mi vida está en esta ciudad, pero no puedo evitar pensar que en algún momento los voy a tener cerca de nuevo para cuidar de ustedes y tratar de devolver en parte todo eso que me entregaron mientras pudieron. Sé que hoy me están odiando un poco por las cagadas que me mandé en un pedazo de la vida, y por lo mismo no quisiera que pensaran que estas lineas son una especie de disculpas a la distancia. Hoy decidí terminar una carta que empecé a escribir en junio, cuando esta ciudad y alguna de su gente no me estaba haciendo pasar un buen momento. Y hoy pongo un punto suspensivo, porque sé que historias se van a seguir escribiendo entre nosotros, porque finalmente eso de la sangre no es sólo una frase hecha. Ustedes están aquí, en el rincón que pocos ocupan en mi vida, y seguramente en el lado que hace que esta aventura de vivir lejos sea mas llevadera. Los recuerdo con las tripas y el corazón. Y si pocas veces se los demuestro, saben de sobra que cuando escuchan de mis labios un "los amo", la expresión sale con ese apretón de guata que producen las palabras sinceras. Estoy allá, en las fotos y en los abrazos, en esa gente que tú mamá, encuentras en la calle pensando que son tu hijo. Estoy allá papá, porque finalmente cuando te miras al espejo ves que una parte tuya también es una parte mía. Los llevo dentro, muy dentro. Y una vez más se los digo. Gracias. De corazón y por todo.