GUIA DE BOLSILLO PARA ELEGIR A QUE CINE NO IR.
Haciéndome parte de la oleada de héroes anónimos, que pululan en el planeta, me veo en la obligación de revelar lo que estudios científicos de peso avalaban hace ya un tiempo:LOS CINES CON MALOS ASIENTOS PUEDEN DEJARTE LA ESPALDA EN LA MANO!!!. Por lo mismo, decidí elaborar una pequeña guía para que no asistan a algunos salas de Capital Federal, a no ser claro, que escojan sentarse en el suelo, o que la película valga realmente la pena el sacrificio. Aquí los datos: ARTIPLEX CABILDO. Un cajón de tomates es un bergere de cuero al lado de las asquerosas "butacas" que ofrece este cine. Resortes que acarician tus nalgas, respaldos a punto de caerse de lo mal claveteados que están y un espacio en el que apenas cabe un culo de tamaño estándar ISO9000, son las "joyitas" con que te puedes topar si viajas en colectivo o Subte hasta ese barrio. En este particular caso valió la pena, porque la pelicula era NO-TA-BLE. 2046: LOS SECRETOS DEL AMOR, vale la pena sin duda, a pesar que el sonido era un asco, el proyector se trababa y la imagen que se veía en el telón era sólo un 90% del tamaño real en que se filmó. Apto sólo para quienes usen el tratamiento de Tony Little para abdominales perfectos. PREMIER CORRIENTES. Lejos el cine que más pena me ha dado. Es en este lugar donde la llamada "magia del cine" se puede apreciar en esplendor. Porque nadie logra comprender cómo un cine que se está cayendo a pedazos por dentro, que corta los créditos de las películas y que permite entrar al público de la función siguente cuando aún no termina la proyección, pueda seguir funcionando. Las filmes son todos los éxitos de taquilla que ya fueron en las salas con butacas cómodas y con hoyito para la bebida, y están allí, precisamente para los que creen que las películas que se estrenaron en enero siguen hasta octubre en la misma sala. Y como no, uno de esos fervorosos creyentes es precisamente quien escribe. COSMOS. En Chile, el paralelo sería el Anfiteatro Lo Castillo, si es que aún existe. Las sillas -jamás butacas- son de tevinil rojo y acolchado mediocre a base de espuma de muy mala calidad. Eso redunda en que el culo se te hunde y quedas con las rodillas mas o menos a la altura del pecho. Eso en rigor podría ser un problema, salvo porque los ingeniosos dueños del cine aprovecharon de poner filas de asientos a sólo 10 centímetros de distancia unas de otras. Si juegas basquetbol o sencillamente mides más de 1 metro setenta, mejor ni te asomes, es plata perdida y consulta al traumatólogo casi segura. Y como si fuera poco, a este cine también llegan idiotas que además de ver, prefieren conversar las películas.