viernes, abril 22, 2005

MI CAMA.

Si. Dormir bien es tan importante como respirar aire puro, comer rico y hablar sandeces. Por lo mismo, y porque mi colchón era sencillamente un desastre, es que sacrifiqué algo de plata y partí rumbo a una mueblería al sano ejercicio de la compra y venta. Lo que quería era algo sencillo: sólo un espacio donde colocar un colchón nuevo, rico, blandito. janeiro pernas cama Busqué, coticé, regateé. Hasta que encontré el lugar. Una tienda que se dedica al rubro del amoblamiento para casas de campo. Ideal. Imaginé mesas, sillas, escritorios y por cierto camas, que estaban firmes y con prestancia ocupando los lugares que les habían asignado sus dueños por largo tiempo. Vi historias en torno a esos muebles macizos, de maderas nobles, viendo como el paso del tiempo no hacían nada sobre sus estructuras construidas con manos sabias. Recordé por cierto -como no- el camarote que por más de treinta años recibió variados cuerpos cansados en casa de mis padres... La espera fue larga, aunque sospecho que había más ansiedad que real demora. Diez días en que quise dormir más arriba que el suelo de mi pieza y además sobre sábanas nuevas y colchón de resortes. Sencillamente hacer del acto de dormir una delicia. El esperado día finalmente llegó. Sábado, temprano y camioneta mediante, dirigí mis pasos a calle Belgrano a saldar cuentas y poder llevarme al fin mi cama. El trámite fue sencillo. Pagar, conversar y admirar un trabajo de artesanos que frente a mis ojos parecía soberbio. Madera sólida, barniz oscuro, pulido perfecto. Mi cabeza no pudo si no imaginar jornadas de descanso y pasión sobre aquella estructura que desafiante estaba esperando ser saboreada por mi espalda cansada. Pocos minutos más tarde, ya estaba en San Telmo ordenando el espacio, poniendo almohadas, cobertores y sueños en aquel noble respaldo del alma y el cuerpo. Al terminar el trabajo, no pude evitar ver desde fuera del dormitorio el espectáculo que significaba un cuarto completo. Mesa de trabajo, placard, repisas, alfombrita a la entrada, y ahora, por cierto, una cama. El sueño estaba cumplido. Aunque sólo fuera un sueño de mentira. Ya sabrán porqué.

miércoles, abril 20, 2005

UN PARO MAS, QUE MAS DA

Estoy en el Subte. Estoy medio atrapado. Pero no porque tenga alguna complicación con mi cabeza, no. Más bien porque los chicos del Subte están en paro. Si, este es el país de los paros. El de hoy es en solidaridad con los trabajadores de la linea aérea estatal. Nadie de los que llena el tren que está parado en la estación Olleros entiende mucho lo que pasa. Sólo están molestos y acalorados, porque si hay algo que es insoportable aquí es el calor que hace en el Subte, y a partir de hoy para mi, los paros sin sentido se suman. Hoy quería llegar temprano a la casa para poder dormir. Y este grupito de "trabajadores" me lo impidió. Feliz saldría del carro y usaría otro medio de transporte, pero desde el lugar en que estoy no se que colectivo tomar, y plata para taxi no tengo. Trato de entender la lógica con que operan los sindicatos de acá, y es sumamente difícil. Es muy sano que exista un movimiento de trabajadores sólido y que al menos en apariencia, den la sensación de unidad, pero eso contrasta fuertemente con las ganas que tienen la gran mayoría de los argentinos de superar los tiempos duros. No sé, quizás necesito más horas de taxis, colectivos y subtes para lograr entender la necesidad que tienen acá de agrandar y complejizar todo lo que les pasa. Tarea para la casa.

viernes, abril 01, 2005

PERDIENDO LA VERGUENZA.

• Camino al trabajo, pelo al viento. Queriendo imaginar que el día tendría sólo dos horas. Así iba la chica de los ángeles a iniciar su día... • Estación Central, asiento sesenta y dos, ventana. Ansioso, poco equipado. Confiado sin embargo. Quiero que las cosas resulten. Ultima llamada, el tren se mueve. El sueño comienza...