lunes, diciembre 27, 2004

CAPITULO 2: LA CASA (Y UNA QUE OTRA SORPRESA).

Llegué a Baires y me entretuve mucho con las historias de taxistas de Baires. Aprendi una nueva ruta para entrar a Baires (muy rara, muy punga, pero ruta al fin y al cabo), y finalmente llegó la hora de conocer mi casa en Baires...y saben? no era ni parecida a como me la imaginaba...sencillamente era algo distinto. Como cuando miras un tazón y juras que tiene crema de choclo cuando en realidad era café con leche...no es malo, solo es diferente, y precisamente eso fue con lo que me encontré: una casa en San Telmo, barrio antiquísimo de Buenos Aires, mucha basura en las calles, mucha gente en las calles, y una casa con más de una historia. La casa México (así le llaman) está llena de ángeles. Así me recibió una tarde cuando un auto cargado de bultos se asomó por los adoquines que la decoran desde fuera. Se respira bien acá, se percibe en los colores, las plantas, el cielo brumoso, pero a ratos de un azul intenso... Aquí comienzo mi periplo, contrariado quizás por esa sensación de indefensión que se siente al llegar a lo desconocido. Sin embargo, ésos ángeles, los de las puertas que decoran ese increíble espacio, pueden ser la compañía que voy a necesitar en la ciudad de la gente amable, las calles con vida, los sentimientos frescos y expectantes. Ya dirá el tiempo en que van mis pasos.

sábado, diciembre 25, 2004

Capitulo 1: La llegada

Las cosas partieron raras en Baires. Y digo raras, porque la llegada fue diferente, el clima fue diferente, los olores fueron diferentes. Reconozco que las primeras veces fueron mas bien idilicas, con una increible mujer en tardes de noviembre y la segunda y tercera con una gran amiga chilena; ahora sin embargo, quedaba la etapa mas importante: el demostrarse a uno mismo que las cosas eran posibles con la autogestion, y que las ganas de terminar el año con un gran remezón (uno más, que mas da) eran mas que asibles. Aquí habrá de todo, no se exactamente que, pero si podrá ser una especie de vitrina, o como diría alguien que conozco "una mirada al ombligo". No quiero parecer pretencioso ni nada de eso; solo quiero escribir por la necesidad de contar lo que me pasa en una ciudad en que si bien he conocido gente muy hermosa , también he aumentado mi silencio, buscando quizás ese gancho que me permita iniciar una nueva vida. De momento, Buenos Aires me lo permite.